01 agosto 2007

EL LOQUERO


Grabación del contestador automático del instituto de salud mental:

"Gracias por llamar al Instituto de Salud Mental, la compañía más sana para sus momentos de mayor locura.

Si usted es obsesivo-compulsivo, presione repetidamente el número 1.

Si usted es co-dependiente, pídale a alguien que presione el número 2 por usted.

Si usted tiene múltiples personalidades, presione el 3, 4, 5, y 6.

Si usted es paranoico, nosotros ya sabemos quién es usted, sabemos lo que hace y sabemos lo que quiere, espere en línea mientras rastreamos su llamada.

Si usted sufre de alucinaciones, presione el 7 en ese teléfono gigante de colores que Ud. (y sólo Ud.) ve a su derecha.

Si usted es esquizofrénico, escuche cuidadosamente y una pequeña voz interior le indicará qué número presionar.

Si usted es depresivo, no importa qué número marque. Nada conseguirá sacarle de su lamentable situación.

Si usted sufre de amnesia, presione 8 y diga en voz alta su nombre, dirección, teléfonos, DNI, fecha de nacimiento, estado civil y el apellido de soltera de su madre.

Si usted sufre de indecisión, deje su mensaje después de escuchar el tono... antes del tono... o después del tono... o durante el tono. En todo caso, espere el tono.

Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.
Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.
Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.
Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.
Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.
Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.
Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.
Si sufre de pérdida de la memoria a corto plazo, presione 9.

Si tiene la autoestima baja, por favor cuelgue. Todos nuestros operadores están ocupados atendiendo a personas más importantes que usted.

Si quiere escuchar nuevamente este mensaje, llame de nuevo."

El hombro


Un día mi madre me preguntó cuál era la parte más importante del cuerpo. A través de los años trataría de buscar la respuesta correcta.
Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para nosotros, por eso dije, "Mis oídos, Mamá. Ella dijo: "No, muchas personas son sordas y se arreglan perfectamente. Pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo.

Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera.
Desde aquella primera vez, yo había creído encontrar la respuesta correcta. Y es así que le dije: -"Mamá, la vista es muy importante para todos, entonces deben ser nuestros ojos."
Ella me miró y me dijo: - "Estás aprendiendo rápidamente, pero la respuesta no es correcta porque hay muchas personas que son ciegas, y salen adelante aun sin sus ojos".
Continué pensando cuál era la solución. A través de los años, mi madre me preguntó un par de veces más, y ante mis respuestas la suya era: "No, pero estas poniéndote más inteligente con los años, pronto acertarás".

El año pasado, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos. Lloramos. Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto sobretodo porque fue la segunda vez que lo vi llorar. Mi madre me miraba cuando fue el momento de dar el adiós final al abuelo.

Entonces me preguntó: - "No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo, hijo?". Me asusté cuando me preguntó justo en ese momento. Yo siempre había creído que ese era un juego entre ella y yo.

Pero ella vio la confusión en mi cara y me dijo:
-"Esta pregunta es muy importante. Para cada respuesta que me diste en el pasado, te dije que estabas equivocado y te he dicho por qué. Pero hoy es el día en que necesitas saberlo."
Ella me miraba como solo una madre puede hacerlo. Vi sus ojos llenos de lágrimas, y la abracé. Fue entonces cuando apoyada en mi, me dijo, - "Hijo, la parte del cuerpo más importante es tu hombro".

Le pregunté, "¿Es porque sostiene mi cabeza?", y ella respondió: -"No, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un amigo cuando llora. Todos necesitamos un hombro para llorar algún día en la vida, hijo mío.
Yo solo espero que tengas amor y amigos, y así siempre tendrás un hombro donde llorar cuando lo necesites, como yo ahora necesito el tuyo."

El dolor es un maestro


El dolor en sí mismo no es un mal que tengamos que evitar a toda costa.
El dolor es un maestro que nos puede enseñar muchas cosas.
El dolor nos instruye, nos dice que cambiemos, que dejemos de hacer una cosa y emprendamos otra, que dejemos de pensar en cierta forma y empecemos a pensar en forma diferente.
Y cuando nos negamos a escuchar al dolor y a sus enseñanzas, lo único que nos queda es convertirnos en escapistas.
Efectivamente, lo que decimos es:
no voy a escuchar,
no voy a aprender,
no voy a cambiar.

Las personas abiertas y que van creciendo no toman a regañadientes la pedagogía del dolor y buscan el cambio.

Intentan respuestas y correcciones adecuadas.
Los otros no escuchan las enseñanzas del dolor.
Se contentan con establecerse y vivir con el 10 % de su potencial humano. Se contentan con morir, sin haber realmente vivido.
Mediante las verdaderas y permanentes relaciones del amor, podemos recobrar la aceptación de nosotros mismos, la realización de lo que valemos.
Si poseemos estas dos cualidades, todo lo demás se irá desplazando en dirección del crecimiento, por el sendero de la paz.

Cuando faltan el amor y el sentido del valor personal, lo único que queda es una existencia parcial.
Y así solo podremos lograr una fracción de lo que pudimos haber logrado y sido.


Aprendamos del dolor.

El día que esté viejo...


El día que este viejo y ya no sea el mismo ten paciencia y compréndeme.
Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme los zapatos, recuerda las horas que pase enseñándote a hacer las mismas cosas.
Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras que sabes de sobra cómo termina, no interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño para que te durmieras, tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.
Cuando estemos reunidos y sin querer, haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme que no puedo controlarlas. Piensa cuantas veces, cuando niño, te ayude y estuve paciente a tu lado, esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.
No me reproches porque no quiera bañarme; no me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que te inventaba para hacerte mas agradable tu aseo. Acéptame y
perdóname, ya que soy el niño ahora.
Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona.
Acuérdate que yo fui quien te enseño tantas cosas. comer, vestirte y tu educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.
Cuando en algún tiempo, mientras conversamos, me llegué a olvidar de que estamos hablando, dame todo el tiempo necesario hasta que yo recuerde y si no puedo hacerlo, no te burles de mí; tal vez no era
importante lo que hablaba y me conforme con que escuches en ese momento.
Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Sé cuánto puedo y cuánto no debo. También comprende que con el tiempo ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir.
Cuando me fallen mis piernas por estar cansadas para andar, dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernas.
Por último, cuando algún día me oigas que ya no quiero vivir y sólo quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuanto te ame. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir. Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer.
Piensa entonces que con el paso que me adelanto a dar estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, pero siempre contigo.
No te sientas triste o impotente por verme como me ves. Dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice cuando empezaste a vivir. De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te
ruego me acompañes a terminar el mío. Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti.


Atentamente: Tu Padre